No seas
gilurdo —me dijo un gomía—,
parolame
algo de lo que te pasa,
batime por
qué dejaste la casa
que siempre
fue tuya desde el primer día
que llegaste
al mundo. Deschavale todo
a este
poligriyo que rema en la rúa,
minga de
encerrarte y con doble shúa,
¡no quieras
solari hundirte en el lodo!
Dejame —le
dije—, la suerte shomera
me enseñó a
ser macho, la posta te digo,
sé que esto
lo manya tu davi canchera,
pero te
agradezco la intención, amigo,
y dejá que
cinche este calavera
en el gran
tormento que lleva consigo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario