miércoles, 25 de febrero de 2015

SIRVIENTA












Hoy laburás de sirvienta
en la casa de un bacán
que a cada rato te reta
por cada tarea
que te sale mal.
Y pensar que eras la flor
más linda del arrabal,
por quien más de un corazón
soñaba tu amor
poder conquistar.

Milonga de la percanta
que abandonó el arrabal
con sueños de ser bacana
colmada de plata
como las demás.
Pero el destino no quiso
que cumpliera su ilusión,
ahora friega los pisos
mojando un trapito
con agua y jabón.

Pobre percanta que un día
abandonó el arrabal
colmada de fantasías
que rompió la vida
con la realidad.
Pobre percanta que era
la más linda de verdad,
pensar que sus primaveras
tuvieron por meta
lavar y fregar.

Hoy laburás de sirvienta
en la casa de un bacán
que a cada rato te reta
por cada tarea
que te sale mal.
Ya nunca serás bacana
si de sirvienta empezás,
no ves que la vida es mala
matando tus ansias
con la realidad. 

EL ÚLTIMO GOTANERO












El último gotanero
caminará por tus calles
y con su voz algo ronca
te dirá: -Mi Buenos Aires,
con voz de bandoneón,
te bato la desazón
que me provoca el mirarte
llena de renovación.

Afiches multicolores
te van cubriendo la cara
y edificios pretenciosos
hacia el cielo se levantan.
Pobre mi ciudad querida,
quién lo hubiera imaginado,
tanta cosa has aguantado,
más que yo en toda mi vida.

Hoy que por tus calles voy
me siento tan sacudido,
no sabés cuánta congoja
en el pecho me ha nacido.
Ayer eras malevaje,
buzón, tranvía y gotán,
serenatas y zaguanes
y gomías de verdad.

Cuántas cosas que se fueron,
cuántas cosas y tan puras,
tan lindas como el reflejo
de la luna en la laguna.
Pero qué le vas a hacer,
Buenos Aires, sos mujer,
por eso a veces te gusta
rouge, carmín y pincel.

NI DIOME


















Un shafo lo fletó en cana
cuando iba a hacer el calote,
por el gesto de su cara
se veía
que no manyaba ni diome.
(¿No palpitás un ortiva,
otariote?)

El juez le dio con el hacha
y pa’ varios años tiene
estadía entre los gratas.
Se veía
que ni diome carburaba.
(Pedazo de papafrita,
¿palpitás un batilana?)

MARGÓ
















Con gran chiqué se pasea
la abacanada Margó,
la que fuera percalera
en un rioba que olvidó.

Empilcha a lo dernier cri
y viaja en un checonato
que maneja un pobre gil
con jetra de comisario.

Y pensar que ayer nomás,
hará menos de una década,
vivía en un arrabal
yugando de percalera.

Hasta el día en que un bacán
por el rioba se pasó
y entonces por un casual
con ella se tropezó.

La historia es bien conocida,
se publicó hasta en la prensa,
fue amor a primera vista
lo que el breón sintió al verla.

Y la percalera ahora
la va de high-life y seda,
hasta el nombre que blasona...
¡Ni siquiera es el de ella!