Punto bravo pa’l facón
el flaquito Muchagalla
que jamás estuvo en cana
ni siquiera por error.
Su labia era de señor,
era un señor pa’ la
daga,
por eso la ley del hampa
por siempre lo respetó.
Mentan los que todo
saben
que no supo de agachadas
y que ninguna emboscada
lo vio con menor coraje.
Su pinta y su malevaje
jamás eran discutidas,
pues el tajo era su
firma
si se armaba un
zipizape.
Nunca supo de traición
pues era derecho en
todo,
un cachafaz pa’l
bailongo,
con las minas buen
varón,
Y si algún noy valentón
le entablaba desafío
se iba con un barbijo
y musitando un perdón.
Ah, qué taura y qué
señor
el flaquito Muchagalla,
pensar que pa’ otra
distancia
su destino rumbeó.
Todo el suburbio cambió
al irse este personaje
a quien todo el malevaje
lo tuvo por el
mejor.
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