Hoy muchos temen tu
filosa daga
y te respeta todo el
sabalaje,
los novatos se prenden a
tu espalda
y en cada gesto trata de
imitarte.
A lo guapo y varón te
abrís la cancha,
tenés corte y jamás te
das alarde,
sos bueno pa’ jugar con
la baraja
y no te encurda fácil el
jarabe.
Mas ninguno conoce
aquella historia
que de la mente nunca se
te borra,
aquella en que naciste a
la guapeza,
cuando vos, un mocito
siempre manso
sentiste sangre amiga
entre tus manos
¡por cobrarte la mancha
de una ofensa!
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