viernes, 1 de mayo de 2015

AL ÚLTIMO ORGANITO


















Demente persigo tu voz, organito,
para escuchar esos tango que una vez
fueron el hechizo de mis tristes sueños
causados por ella, la que se me fue.

Quiero oír el ronco quejido del fuelle
sembrando recuerdos en mi corazón,
quiero oír los sones del mismo violín
aunque me entristezcan en cada inflexión.

Organito, sigue, sigue,
que quiero el tango escuchar,
deja que rezongue el fuelle
y déjame a mí llorar.

Déjame ser el muchacho
que amó hasta no poder más
y que un día se enteró
que el amor también se va.

Deja que persiga tu voz, organito,
déjame seguirte hasta anochecer,
deja que me causen amargos recuerdos
los sueños que tuve por la que se fue.

Deja que prosiga oyendo tus tangos,
por lo menos hasta que la soledad
diga que las penas son toditas mías,
mías… ¡porque sé que también te vas!





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