Sólo
escabia ginebra cuando no hay otra cosa
y
fuma de los rubios si alguno le ha quedado,
recorrer
las veredas es algo que le copa
y
patinarse un sope en un bar de Serrano.
Allí,
frente al grupito de los garabos piernas,
bate
de situaciones que tiene remanyadas,
codos
sobre el estaño, mientras el cáncer quema,
deja
bocas abiertas su rantifusa labia.
Es
que juna la vida y ha vivido a su modo,
siempre
mishio y chorede, de avivadas jamás;
y
del amor también el breón sabe un toco,
si
bien la grela amada por él fue un imposible,
la
amaba buenamente que no supo dudar
¡cuando
bien a lo macho la dejó que se pire!
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