lunes, 29 de junio de 2015

CAFÉ BOULEVARD
















Ella era joven y bella, yo comenzaba a sentir
la partida inevitable de la abrileña estación,
todo mi espíritu era un arrebato sin fin,
pero mi mente gritaba llamándome a reflexión.

Ella era joven y bella, teníamos que romper,
era preciso decírselo y no postergarlo más,
y qué mejor que invitarla a compartir un café
en donde nos conocimos, en el Café Boulevard.

Café Boulevard,
tres mesas nomás,
Café Boulevard,
con son de gotán.

El reloj en la pared iba a señalar la hora
cuando de pronto la puerta se abrió silenciosamente,
había llegado al fin, se veía encantadora,
tanto que un nudo sentí en la garganta nacerme.

Café Boulevard,
tres mesas nomás,
Café Boulevard
y unas ganas locas
de querer rajar.

Ella tomó asiento,
yo la saludé,
y mientras me contestaba, sin poderme contener,
¡llorando al mozo pedía
las dos tazas de café!

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